
Veiem els primers gratacels que voregen els parcs propers a la Plaça del poble. Tots diferents, s’alcen i volen demostrar que són millor que la resta. Hotels, centres comercials, restaurants, bars, oficines. Shanghai creix en vertical i creix molt.
Una parella ens atura. Venen de fora, de Xi’an,

Com que ja vam veure el tema del te ahir i tenim els nostres plans, continuem endavant, cap al parc. Abans d’entrar un altre xinès em crida que si parlo anglès... cap tipus de ganes de parlar-lo, no, i cap a dins del parc on s’està més fresc. Uns altres nanos ens miren... que voldran? Bé, aquests només que ens fem fotos amb ells. Ens les fem i continuem, carrer Nanjing cap al Bund.
En aquest carrer, per als vianants i ple de comerços,
Continuem Nanjing avall fins la zona anomenada el Bund o el moll, on hi ha alguns dels edificis més antics, edificis de l’època colonial que es conserven, com alguns bancs, l’ambaixada de Rússia i alguns hotels, ara en renovació.
De fet, tot Shanghai està en renovació.

El Pudong és la zona financera de la ciutat, on es concentren les torres més altes i moltes, moltes noves obres. Sembla increïble, però a una foto feta fas dos anys li falten 2 o 3 torres i d’aquí un any no s’hi semblarà gens.
Pugem a la Torre Jinmao, la segona més alta, a fer un got.

Tornem cap a casa, que en ja ens hi esperen per sopar
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El día empieza tarde. Y tarde son las 11. Parece que la fatiga del vuelo, las visitas de ayer y el calor nos han pasado factura. Pero ya previéndolo habíamos decidido no cargar demasiado el día. Iremos paseando tranquilamente para ver la zona centro y cuando nos cansemos, taxi y para casa.

Empezamos con un primer mercado que hay al lado de casa de Pau. Tiendas y más tiendas de chatarras, figuras, souvenirs, plantas y animalitos se extiende por lo que parece un callejón, que poco a poco se va haciendo mayor. La cara de turista nos delata y todo el mundo intenta vendernos su material. Pero resistimos y continuamos. Hoy parece que hace un poco menos de calor, quizás sólo 30 grados y menos humedad, así que pasear no se hace muy desagradable.
Vemos los primeros rascacielos que bordean los parques próximos a la Plaza del pueblo. Todos diferentes, se alzan y quieren demostrar que son mejor que el resto. Hoteles, centros comerciales, restaurantes, bares, oficinas. Shanghai crece en vertical y crece mucho.
Una pareja nos detiene. Vienen de fuera, de Xi'an, y están visitando la ciudad, quieren practicar su inglés atropellado con nosotros y nos quieren invitar a una ceremonia del té cerca de allí... Cuando menos sospechoso...
Como ya vimos el tema del té ayer y tenemos nuestros planes,

En esta calle, peatonal y llena de comercios, nos intentan vender relojes y otros materiales cada dos pasos. Nos refugiamos a comer un poco en un restaurante cantonés, la comida no es tan buena como lo que hasta ahora nos habían hecho probar Pau y Gina, se nota que conocen donde hay que ir. El pato que Dani ha pedido está lleno de huesos y es incomible, básicamente porque no encontramos la carne!
Continuamos Nanjing abajo hasta
De hecho, todo Shanghai está de renovación. El año próximo se celebra la Exposición Universal y toda la ciudad está patas arriba. El paseo ajardinado del Bund, del lado del río, está vallado y no vemos como acceder. Caminamos hacia el norte donde hay un puente desde donde no podremos ver la zona de Pudong sin obras ni vallas que desgracien la vista. Y después, hacia allí que vamos con el trenecito galáctico que traviesa por debajo el río. Nada extraordinario, este trenecito.
El Pudong es la zona financiera

Subimos a la Torre Jinmao, la segunda más alta, a tomar un trago. La idea inicial era ir a la Torre Financiera o “el abridor”, pero la contaminación y la humedad continúan produciendo esta neblina que no permite ver nítidamente más allá de 100 metros, así que nos la reservamos para mañana... u otro año.
Regresamos a casa, que ya nos esperan para cenar
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